Después
de la devastación de la peste negra, la población europea ha disminuido mucho.
Muchos señores feudales decidieron aumentar los impuestos, honorarios y deberes
de los sirvientes. Muchos tuvieron que trabajar horas extras para compensar el
trabajo de aquellos que murieron en la epidemia. En muchas partes de Inglaterra
y Francia fueron alzadas revueltas campesinas contra la explotación extenuante
de los señores feudales. Contrarrestada con violencia por los nobles, muchas
revueltas (conocidas como jacqueries) fueron mitigadas y otras lograron sus
propósitos, reduciendo la explotación y trayendo nuevos derechos a los
campesinos.
Revueltas campesinas en la Edad Media Durante algunos siglos en la Baja Edad Media, entre el siglo X y XV, la estabilidad económica y social procedente de las Cruzadas y el desarrollo comercial respaldaron un tiempo de relativa prosperidad. Sin embargo, la propagación de la peste negra en la Europa medieval llevó a un proceso muy violento de la crisis económica donde la mano de obra disponible se convirtió en mucho más pequeña y, en consecuencia, impedía el equilibrio entre la producción agrícola y la demanda de alimentos. La escasez de alimentos empujó a muchos propietarios a promover el aumento de impuestos y derechos sobre la clase servil. A través de esta medida, los propietarios pretendían garantizar el mantenimiento de su nivel de vida y, al mismo tiempo, evitar que los campesinos abandonasen sus dominios con facilidad.
En las zonas urbanas, estas dificultades también llegaron a los trabajadores libres que tuvieran sus salarios manifiestamente reducidos con la bajada del mercado de consumo. Al mismo tiempo en que estos factores contribuyeron para que las relaciones entre siervo y señor se estancasen, hay que mencionar que los cambios climáticos ocurridos en esa época tuvieron una gran importancia para la generación de varias revueltas campesinas. De hecho, la importancia de estos levantamientos encubre todo el pasado monopolizado por los escritos de la clase clerical, que acostumbraba enfatizar la relación armoniosa entre el señor y sus siervos. En la década de 1320, los disturbios urbanos de trabajadores belgas marcaron el germen de la crisis que se estaba gestando en Europa. Unas décadas más tarde, Francia se convirtió en el escenario idóneo de las revueltas campesinas que fueron denominadas despectivamente como jacqueria (posiblemente por la chaqueta que solían llevar llamada jaque). El estallido de estos disturbios en Francia debe ser considerado en el contexto de la turbulenta época de la Guerra de los Cien Años. En ese momento, las pérdidas en los combates contra los británicos, el arresto del rey Juan II y el aumento de los impuestos sobre los campesinos eran las razones específicas que explican la organización de estos disturbios. En varios documentos se hace hincapié en que los implicados en la revuelta criticaron la subordinación existente a las autoridades de la época.
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