En la Edad Media, la iglesia católica dominó al escenario religioso. Dueño del poder espiritual, la Iglesia influyó la manera de pensar, la psicología y las formas de comportamiento en la Edad Media. La iglesia también tenía gran poder económico, porque poseía tierras en grandes cantidades y siervos incluso trabajando en ellas.
Los monjes vivían en monasterios y fueron los encargados de la protección espiritual de la sociedad. Dedicaron mucho tiempo a la oración y copia de obras de texto y la Biblia.
Las tres religiones
No cabe duda que durante siglos, la coexistencia de las tres religiones fue aceptada por unos y por otros, dando lugar a un enriquecimiento social, cultural y lingüístico pleno de matices del que hoy en día podemos gozar sin miedo a decir que somos afortunados. Desgraciadamente, causas políticas en todo el mundo occidental, fueron la razón del empeoramiento de las relaciones e incluso marcaron el fin de la presencia árabe y judía en el continente, dando paso a la preponderancia de una de ellas: la cristiana.
La Edad Media es la etapa histórica en la que la iglesia cristiana de occidente tuvo un mayor desarrollo organizativo y doctrinario además de ser el tiempo en la que se fundaron la mayoría de sus órdenes, que aunque de distintas naturalezas, pasaron a formar parte de la gran estructura que suponía la institución eclesiástica.
Siendo la sociedad medieval profundamente religiosa, debemos suponer la influencia que no sólo los clérigos sino también las monjas y las altas esferas eclesiásticas, tuvieron. En política, la participación de la Iglesia también fue clara. Como puede leerse en el apartado de "política medieval", la disputa de las dos espadas o la referida a la preponderancia del poder espiritual frente al terrenal, terminó en el siglo XI con una de las más profundas reformas de la Iglesia.
Desde el punto de vista cultural, era también el clero el máximo exponente, estando en sus manos la producción intelectual sobre todo gracias las traducciones y las transcripciones, esenciales para que hoy en día podamos conocer aquellos siglos.
Tras la Reconquista, la Iglesia aumenta su poder en España. Así, participa en la nueva organización social y política del país, conservando su estructura de la época visigoda, recordando por tanto a San Isidoro -arzobispo de Sevilla durante más de tres décadas- quien hoy en día es considerado como el creador de la Iglesia española en la época visigoda y que será la base organizativa en la etapa medieval.
Las obras de San Isidoro, canonizado en 1528, fueron leídas durante la Edad Media, llegando incluso su influencia al Renacimiento. Entre ellas destacamos Etimologías- obra que resume el saber de los clásicos- pero siendo un hombre tan prolífico, también escribió obras filosóficas, históricas, lingüísticas o literarias.
Cruzadas y Peregrinaciones
Las Cruzadas y las peregrinaciones suponen la máxima expresión del espíritu cristiano de occidente. En el primer caso, el Papado, con los caballeros y señores a la cabeza, marcharon a oriente con el fin de reconquistar Palestina, la Tierra Santa mientras que las peregrinaciones - llevadas a cabo por diferentes motivos como, por ejemplo, el de redimir una culpa o pecado- supusieron un acercamiento más pacífico con la religiosidad. Tres fueron las vías de peregrinación más importantes de la época: Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela.
Órdenes Religiosas
Las dos órdenes más destacadas de la Edad Media fueron sin lugar a dudas la cluniacense y la cisterciense, esenciales a la hora de entender la evolución no sólo religiosa sino también social y sobre todo cultural de la cristiandad medieval, pero también la franciscana y la dominica, éstas últimas basadas en la cercanía a la sociedad, la pobreza y la austeridad como forma de entender los sufrimientos que padeció Cristo y así poder estar más cerca de la religiosidad que practicó.
Monasterios: monjes y monjas
En la Alta y Plena Edad Media los centros religiosos más influyentes fueron los monasterios, centros de oración y trabajo pero también del saber, donde las distintas órdenes monásticas llevaban-según los principios que les guiaban- a cabo sus quehaceres diarios, donde las actividades manuales eran tan importantes como las espirituales. Así lo estableció San Benito de Nursia quien va a poner los pilares de un movimiento monástico esencial para la religiosidad, cultura y política de los largos siglos de la Alta y Plena Edad Media.
Con la llegada del feudalismo- nueva organización social y política consecuencia sobre todo de la reconquista y las cruzadas- los monasterios adquirieron ventajas sobre las tierras colindantes por lo que los campesinos debían trabajarlas. Los monasterios podían ser masculinos, femeninos o dúplices-donde ambos desarrollaban su vida diaria en el mismo edificio pero en zonas separadas-.
Fue precisamente el sexo femenino el más representado, estudiado e interpretado por la religión pero fue, al mismo tiempo, el más devoto y el que hoy en día supone más estudiado. Así, la religiosidad femenina, ha dado lugar a multitud de estudios entre los que destacan aquellos que analizan la producción cultural de las mujeres en los monasterios, las beguinas- comunidades laicas pero que llevaban a cabo ayuda asistencial y médica, como haría cualquier monja- y los que afirman que eran precisamente ingresar en eso lugares, los monasterios, la única forma en la que la mujer medieval que no quería casar, estuviese lejos
de la dominación masculina.
La Inquisición
La Inquisición ha sido uno de los elementos más oscuros del Medievo. Puesta en marcha en nuestro país por los Reyes Católicos, como instrumento religioso pero también de político, con el fin de acabar con el problema de los conversos, sólo tuvo autoridad, al principio, sobre los cristianos, pero los judíos se vieron también amenazados por ella poco después a pesar de que Isabel la Católica, intentó protegerlos. El cambio se produjo cuando Torquemada llegó al cargo de inquisidor general y tras el edicto de expulsión total de los judíos de la Península.
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