La
sociedad estaba jerarquizada y estática, es decir, la condición social era
fijada por nacimiento. La nobleza feudal (señores feudales, caballeros, condes,
duques, vizcondes) era detentora de las tierras y recaudaba impuestos de los
campesinos trabajadores. El clero (miembros de la Iglesia Católica) tenía un
gran poder, pues era responsable por la protección espiritual de la sociedad.
Era exento de impuestos y recaudaba el diezmo. La tercera capa de la sociedad
era formada por los siervos (campesinos) y pequeños artesanos. Los siervos
debían pagar varias tasas y tributos a los señores feudales, tales como: corvea
(trabajo gratuito de 3-4 días en las tierras del señor feudal), talla (mitad de
la producción), banalidades (tasas pagadas por el uso del molino y el horno del
señor feudal).
La familia
La familia era la primera unidad de producción para los campesinos medievales. En los hogares vivía la familia nuclear aunque era común encontrar a los abuelos habitando con ellos. Cada miembro de la familia tenía una función en ella, existiendo así una división del trabajo según el sexo, la edad o el status de la persona. Mientras que los hombres y jóvenes trabajaban las tierras, las mujeres eran las encargadas del ganado, del huerto, del vestido y de la preparación y conservación de los alimentos y las bebidas- como podía ser el vino, los cereales para el invierno o la mantequilla-. Importantísima era su función dado el carácter de subsistencia que tenía la economía.
Los monasterios
Los monasterios, centro de oración y estudio, eran las residencias del clero. Verdaderas ciudades, suponían un elemento esencial en el paisaje medieval y es que no podemos olvidar la importancia que esta clase social tuvo no sólo como guía espiritual y divina sino también por su influencia política.
San Benito, ya a mediados del siglo VI, estableció un modelo de vida funcional, organizativa e incluso formal- estético- para los monasterios y el clero. La vida de los monjes giraba entorno a tiempos de rezos, a partir de los cuales se establecían de modo milimétrico el resto de actividades que se llevaban a cabo, consideradas tan importantes como la oración.
Los monasterios eran autosuficientes gracias a los huertos que solían cultivar en los alrededores o a los productos que obtenían los campesinos trabajando las tierras de influencia del mismo. Eran estos productos-junto al pan y al vino y otros derivados del ganado- los únicos que consumían los monjes. Aquellos que no trabajaban el huerto, dedicaban la mayoría del día a copiar y traducir obras clásicas al latín, lengua eclesiástica, convirtiéndose en espléndidos centros de estudio y de transmisión de la cultural y el conocimiento.
Desarrollo urbano a partir del siglo XI
Aunque como ya hemos comentado, la sociedad feudal era eminentemente rural, a partir del siglo XI se produjo un importante desarrollo urbano y de la clase social urbana, la burguesía, gracias, entre otras cosas, a la expansión agraria y al desarrollo del comercio. Progresivamente el modelo fue dirigiéndose hacia una sociedad urbana donde la burguesía fue delimitando su espacio y funciones además de tomar pequeñas parcelas de poder: crearon un sistema político y organizativo muy distinto al practicado en el campo, tomando ellos el mando en las urbes.
Al llegar a los núcleos urbanos, los burgueses se asentaban fuera de las murallas o burgos, dando lugar al extrarradio, zona que posteriormente será integrado en la ciudad con una nueva muralla que incluya a los nuevos habitantes. Ello dará lugar a trazados irregulares que respondían a los núcleos habitacionales y no al raciocinio urbanístico.
Ambos modelos, el rural y el urbano -o feudal-, así como su forma de organización social o económica, no fueron incompatibles sino que convivieron durante todo el Medievo. La mayoría de la población continuó viviendo en el campo, siendo la población de las ciudades una minoría y por lo tanto las ventajas que en ella se encontraban -como por ejemplo mayor libertad o mayores ingresos- fueron disfrutadas por una minoría.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario